La entrada de este día de hoy, tiene que ver mucho con el evangelio.
A veces, nos cuestionamos lo que somos o valemos, sin darnos cuenta, que todos valemos y todos tenemos talento en algo.
Esta semana, con mis alumnos, lo he trabajado mucho, en tan solo 10 min todos los días, hemos comprobado en que somos buenos cada uno de nosotros.
Curricularmente, unos son mejores en mate, otros en lengua, en inglés... siempre digo que trabajamos con personas, y por tanto debemos educarles en valores, pero para descubrir esto, la pregunta clave que les he ido haciendo todos los día es:
¿Y tu... que talento tienes?
La comprensión a esta pregunta, les ha llegado muy bien mediante el siguiente vídeo de valivan, pinchad en el, y lo podréis ver:
Ellos ya lo han descubierto un poquito y espero que durante este curso, lo sigan haciendo, pero ahora, nos toca averiguarlo a los adultos.
Por eso, me gustaria, que este pequeño poema, que me ha llegado por wasap, de Jose María R. Olaizola, os hiciera cuestionaros, el porqué estamos aquí y porque valemos tanto desde la mayor fragilidad del ser humano, desde nuestra vida diaria y cotidiana.
Solo lee, frase a frase, no voy a poner ninguna pregunta, porque sólo y cada uno de nosotros podemos responder y sentir en cada frase, la respuesta correcta.
Tan solo espero, que día a día, os ayude.
Desde el vientre materno
Desde el vientre materno,
desde antes de mi tiempo y mi conciencia
crees en mí. Mucho más que yo mismo.
Crees que puedo. Que valgo.
Cuentas con mis manos y mis pasos,
con mis flaquezas y mis talentos.
Cuentas con mi amor, que es tu reflejo.
Con mi fe, que es tu regalo.
Y me haces imprescindible
para construir tu Reino.
Eso me asusta y me ilusiona,
me provoca y me invita.
Tú sabrás lo que haces, Señor,
al confiar en alguien tan frágil.
Pero por intentarlo no va a quedar.
Aquí estoy.
(José María R. Olaizola, sj)
Desde el vientre materno,
desde antes de mi tiempo y mi conciencia
crees en mí. Mucho más que yo mismo.
Crees que puedo. Que valgo.
Cuentas con mis manos y mis pasos,
con mis flaquezas y mis talentos.
Cuentas con mi amor, que es tu reflejo.
Con mi fe, que es tu regalo.
Y me haces imprescindible
para construir tu Reino.
Eso me asusta y me ilusiona,
me provoca y me invita.
Tú sabrás lo que haces, Señor,
al confiar en alguien tan frágil.
Pero por intentarlo no va a quedar.
Aquí estoy.
(José María R. Olaizola, sj)
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